Vytas Brenner, el músico alemán que se inspiró en Venezuela

En la serie finesa Bordertown hay una escena en la cual el protagonista, Kari Sorjenen, está en su casa tomando un trago con Niko, uno de sus colegas, mientras discuten un caso. En un momento determinado, Kari se dirige hacia el mueble en donde está el equipo de sonido, y coloca un lp sobre el tornamesa. Comienzan a sonar los acordes de algún tema rock. El colega le comenta que no se lo imaginaba aficionado a ese tipo de música, y Sorjonen responde: “el erizamiento de la piel es una cosa que no se puede fingir. Si algo te lo produce, es porque está enraizado en tu espíritu”. Algo parecido me produce precisamente el rock. Al escuchar ciertas canciones, sobre todo aquellas que me impactaron en la juventud, siento ese mínimo estremecimiento, y la piel se me eriza por un instante. Aún más si esa canción me tuvo como testigo, en algún concierto. Como al que me voy a referir a continuación.


El recuerdo es una especie de presentación de diapositivas con sonido. Dos poderosas columnas de fuego flanquean a los numerosos músicos dispuestos sobre el escenario, que tocan una variedad inusual de instrumentos: los típicos de una agrupación de rock (guitarra, bajo, batería), aunados a otros que en nuestro imaginario están asociados al folklore, tales como arpa, mandolina, cuatro, maracas y tambores tribales. Un poco alejado de la escena que vemos en primer plano, sobre una plataforma que lo eleva por encima de los demás ejecutantes, está el mago que hizo posible esa amalgama sonora: el gran Vytas Brenner. Rodeado de todo tipo de teclados, en una disposición que inevitablemente nos lleva a asociarlo con el otro gran prestidigitador de la escena rock de los tempranos 70, Rick Wakeman, pero sin la exuberancia en el atuendo. El entramado sonoro nos hace sentir en algún paisaje, a ratos selvático, a ratos costero. Sonidos que nos recuerdan al llano o a la montaña, la mixtura de instrumentos sapientemente ensamblada por Brenner nos regala un viaje mental a través de la geografía venezolana.

Ofrenda, se llama la agrupación, y es un nombre muy acertado. La Ofrenda de Vytas, más exactamente: el ofrecimiento agradecido a su patria de adopción de un alemán, que encontró en Venezuela los escenarios naturales que le sirvieron de inspiración para componer una música inédita. Catalogarla es tarea ardua: no es rock, pero tampoco es música folcklórica. Es algo a mitad de camino entre esas dos corrientes, que se nutre de ambas pero no privilegia a ninguna. Pudiéramos ponerle la etiqueta de fusión, pero tal vez nos quedaríamos cortos.


El concierto al que aludo ocurrió en Caracas, en “El Poliedro”, una especie de anfiteatro cubierto por una gran cúpula hecha de relieves geométricos, a mediados del año 1978. El 10 de marzo, para ser más precisos. Es decir, ocurrió hace 42 años, cuando ya Ofrenda estaba bien establecida en la escena musical venezolana, y Vytas Brenner era un nombre reconocido. Dicho concierto llenó por completo el recinto, cuyo aforo, entre localidades provistas de sillas y espacio de pie, frente al escenario, es de unas 15.000 personas. Una de las mayores audiencias registradas para un concierto de una banda del país, en toda la historia.


Vytautas Romanas Joneliukstis Stanzl, conocido por todos como Vytas Brenner, nació en la ciudad de Tubinga, situada en el estado federado alemán de Baden-Wurtemberg. A los tres años emigró, junto con su familia, a Venezuela. Descubrió sus aptitudes musicales a corta edad, tutelado por el profesor Emil Friedman, en la escuela que lleva su nombre. Claro que la música estuvo presente en su vida desde siempre, ya que su madre había sido cantante de ópera. Su destino no era el de quedarse quieto demasiado tiempo en un lugar, y su infancia y adolescencia estuvieron signadas por movimientos constantes, hacia Austria, Italia, España (en donde grabaría su primer disco, con la cantante española Jeanette) y luego EEUU, lugar en el cual conseguiría su licenciatura en música electrónica, graduándose con honores en 1972. Ese año regresa a Venezuela, en donde se iría a establecer de manera permanente durante un largo período, para trabajar en el proyecto que lo daría a conocer en la comunidad melómana del país.


Es curiosa la manera de acercarse a los sonidos folklóricos nacionales, y la recreación de ambientes sonoros que recuerdan a la prodigiosa naturaleza venezolana, a través de la electrónica. Vytas fue todo un pionero en el país, en ese aspecto: en su arsenal musical destacan los instrumentos que constituían la tecnología de punta durante esos años. Voy a copiar la información de uno de sus álbumes, concretamente el tercero, Jayeche, de 1975:

“Instrumentos electrónicos usados por Vytas Brenner: Electrocomp / Micro Moog / Arp String Ensemble / Oberheim DS / 2 Digital Sequencer / Fender Rhodes Piano / Echoplex Maestro / Musitronics Phase Shifter”.


Toda esa parafernalia técnica, en apariencia fría y aséptica, contrasta con los nombres escogidos para las piezas que forman parte del álbum: Cariaco, La Restinga, Playa El Agua, Catatumbo, Ávila. Todas ellas, denominaciones que hacen referencia a paisajes de la diversa geografía venezolana.


El proyecto inicial, nacido en el año 1973, pasó por diferentes fases, en una onda de experimentación amplia, ensayando diferentes mezclas de instrumentos, por las que desfilaron desde arpas típicas de la región de los llanos hasta los tambores propios de la costa. Cuando Vytas decidió que ya había alcanzado la madurez, y logrado el sonido que andaba buscando, se embarcó en una gira de alcance nacional, realizando conciertos en varias ciudades importantes del país. Como resultado de esa tournee, se produjo el primer álbum doble en vivo del país, llamado precisamente “¡En vivo! Ofrenda con Vytas Brenner”, que recoge lo mejor del material grabado en ella. Disco que sentó un precedente en el país, por su calidad de sonido, algo que no se había logrado previamente. Pinchando en la imagen siguiente se puede escucharlo.


Luego de ese fabuloso disco en vivo, Ofrenda grabaría solo uno más, el de su despedida, llamado simplemente “Ofrenda”. Tal vez el formato había dado todo lo que podía, o simplemente la dinámica que sostenía esa agrupación fue perdiendo fuerza, como ha sucedido con tantas otras bandas en todo el mundo. Vytas, sin embargo, no paró, y continuó produciendo música durante toda su vida, tanto durante el resto de su estadía en Venezuela, que concluyó en 1994, como en su destino final, Austria, país en donde lo sorprendería de manera prematura la muerte a causa de un infarto, en el año de 2004. No llegó a cumplir los 58 años.


A continuación dejo algunos enlaces que les permitirán conocer y disfrutar la música que concibió este personaje, que, a pesar de haber nacido en Alemania, halló en Venezuela la fuente de inspiración para sus obras más trascendentales.

Frailejón: https://www.youtube.com/watch?v=-b29HVGvAhI

San Agustín: https://www.youtube.com/watch?v=qTVlh0VvV54

Ganado: https://www.youtube.com/watch?v=XJiqP4UIfRs

Por Mirco Ferri

Escritor profesional, colaborador cultural desde Caracas Venezuela